Tras los días de fiesta, posibles torrijitas y algún que otro exceso, muchos estarán considerando cuidar la dieta y hacer un poquito de ejercicio para compensar y preparar el cuerpo de cara al verano…
Cada vez que se aborda un plan nutricional, surge en paralelo la duda común sobre si el consumo de agua antes o después de la comida realmente ayuda a perder peso.
Un estudio reciente puede proporcionar la respuesta a esta cuestión basado en ciencia: un ensayo publicado en la edición de Febrero de Obesity, en el que se examinaba si el consumo de agua podía afectar a la pérdida de peso, concluyó que aquellos que habían llevado a cabo el programa nutricional (hipocalórico) a lo largo de 12 semanas con ingesta de agua ( unos 2 vasos media hora antes de cada comida principal), habían bajado un 44% más de peso que aquellos que habían seguido el plan hipocalórico sin instrucción específica de ingesta de agua.
Lo que no se conoce “a ciencia cierta” es el mecanismo por el que el consumo de agua impacta en el peso, pero apelando a sus propiedades hidratantes, drenantes, desintoxicantes, saciantes y energizantes, quizá os resulte atractivo considerar su consumo estructurado y diario.
Desde el Alto Rendimiento se enseña que un cerebro deshidratado compromete sus funciones cognitivas (foco, memoria, atención, concentración, etc..), es decir, se piensa, rinde y se enfoca peor.
Quizá pueda esto último ayudaros a vencer la pereza de beber agua dado que un óptimo rendimiento cognitivo es la base del bienestar psicológico.
Así pues, en este período de cuidado nutricional (y mental) brindemos con agua: Salud!!