Buenos Propósitos para el Año Nuevo: ¿Cómo Vamos?

Quizá aún es pronto para valorar si somos capaces de mantenerlos o no (los nuevos hábitos empiezan a instaurarse a partir de las 3 semanas de su ejecución), pero por si aparecen sombras de duda se me ha ocurrido recopilar una serie de claves para el cuidado nutricional, que seguro sirven, aunque muchas sean conocidas.

Comer con frecuencia… 5 o 6 veces al día

El reparto estratégico de nutrientes en varias veces a lo largo del día es esencial para incrementar el nivel de rendimiento físico y mental además de favorecer la movilización de la grasa almacenada.

Estar sin comer demasiado tiempo (más de 4 horas) provoca una disminución de los niveles de glucosa (azúcar) en sangre, principal combustible del cerebro, dando lugar a desenfoque, falta de concentración,  cansancio, apatía, irritabilidad, impaciencia y bajo rendimiento. Y aún cuando pasamos más de ese tiempo sin comer y sin sentir esos déficits, es posible que se manifiesten más tarde como un agotamiento o somnoliencia a horas aún tempranas en la tarde noche, o al cabo de un tiempo como un episodio prolongado de fatiga.

Agua, esencial para desintoxicar y con menos hambre

Un cerebro deshidratado rinde menos y se cansa antes, afecta al foco, atención, concentración, memoria y aprendizaje. Un cuerpo hidratado emite menos señales de sed que muchas veces se confunde con hambre, por lo que facilita comer menos.

Además sus poderes drenantes y desintoxicantes aumentan la sensación de energía. ¿Qué más se puede pedir?

Comer despacio y de manera consciente

De lo más difícil de hacer, ya lo sé, casi todos se quejan de lo mismo. Ahí van 2 razones para convencer:

1.- Cuando se come lentamente, el cerebro tiene tiempo de registrar que ya está lleno.

2.- Cuando se es consciente y se disfruta cada bocado, uno se siente más satisfecho una vez que se ha terminado el plato.

Hay un tiempo de hasta veinte minutos entre el momento en el que el estómago se llena y el instante en el que el cerebro recibe el mensaje de que está lleno. Cuánto más despacio se coma, más tiempo se dará para que el mensaje de alerta «estoy lleno» llegue al cerebro y pueda por tanto ordenar que se deje de comer.

Aún hay más sugerencias, pero por hoy son más que suficientes si se ponen en marcha. ¡ A por ello!