Combatiendo el resfriado con hábitos

Aunque en esta época sintamos cierta resignación de estar a merced de posibles contagios de resfriados ajenos, podemos poner en práctica varias estrategias para combatir en lo posible “al enemigo”.

Una vez más, instaurar ciertos hábitos puede servir de gran ayuda para fortalecer nuestro escudo protector: nuestro sistema inmune, para que nos mantenga indemnes a pesar de gripes, constipados y contagios.

1- Comer lo adecuado

No solo en lo relativo a la elección de alimentos que potencien las defensas (que incluyan vitamina c, selenio, zinc,…), sino el cómo los comemos, es decir guisado o con cocción saludable, sin apenas grasas, con baja carga glucémica (poco azúcar) y en cantidades moderadas.

Esto último es muy importante, pues si pasamos el día bajo restricción calórica (comer menos hasta un 30-40% del consumo habitual diario), potenciaremos nuestra salud al disminuir el desgaste u oxidación orgánica que requiere digerir grandes cantidades de alimentos. Nuestro sistema inmune será más fuerte.

2- Hidratarse

Es sabido que siempre que vamos al médico con este tipo de malestar suele sugerir beber mucha agua. El mantenerse hidratado evita que las mucosas se resequen, y ayuda a expulsar mejor en caso de flemas, etc.

Otro tipo de bebidas como zumos de frutas que contengan vitamina c o infusiones de hierbas para mejorar el malestar son siempre reconfortantes.

3- Ejercicio y flexibilidad regular

Parece que con el frío y días más cortos a veces cuesta más mantener el hábito de estar en forma. Si se consigue el sistema inmune lo agradecerá. Combinar tanto ejercicio cardiovascular (sudar elimina toxinas), con resistencia para potenciar la fortaleza, flexibilizar con yoga y relajar con sauna (más sudar, y por tanto menos toxinas), supone un equipamiento ideal para mantenernos fuertes.

Cierto es que son los hábitos de siempre, pero una vez más, sirva para que tengamos presente lo beneficiosos que son para el óptimo funcionamiento de nuestro cuerpo,  prevenir e incluso paliar enfermedades… Si los consideráramos como pequeñas cosas que podemos hacer por nosotros mismos, se convertirían en un buen motor motivador.