Estos días leía sobre Inteligencia Emocional y compartía lo que dicen algunos expertos: “Muchas personas buscan el equilibrio vital y paliar su estrés mejorando su estado de forma física a través de la alimentación y el ejercicio, sintiéndose mejor afiliándose a un club o mejorando el aspecto con tratamientos de belleza, pero también muchos abandonan estas prácticas porque pierden la motivación, ya que todo ello requiere de mucha voluntad y tiempo. En cambio, si se cuidase la salud emocional de manera constante, se mantendría fácilmente la motivación y daría lugar a una química cerebral beneficiosa y a un mayor bienestar”.
Y claro que podemos llegar a ese “deseado estado”;
. si se mejora el autoconocimiento y se aplica regularmente,
. si uno está provisto de las habilidades que permiten “desmontar” su propia conducta en áreas que no son muy rentables, generar visión optimista y orientada hacia el futuro (y no retrospectiva),
. y si se reduce el esfuerzo y es capaz de relajarse, esto es, aplicar estrategias de control de estrés que reducen las posibilidades de enfermar a largo plazo.
Si llevamos a cabo todo esto, podemos aumentar el nivel de energía y vitalidad ante las presiones laborales y personales, crear una nueva forma de vida para el siglo XXI y, de paso, ahorramos tiempo!