
La felicidad no es un estado permanente, ni siquiera es algo que nos pasa sino como interpretamos eso que nos pasa. Tu realidad depende de cómo te enfrentes a ella y de cómo la percibas. Por eso, el cerebro y sus procesos —a los que posiblemente no le prestes demasiada atención tiene mucha importancia en tu felicidad. El cómo cuidarte para generar más energía, mejorar el rendimiento y evitar el desgaste por estrés pasa por cuidar tu cerebro.
Pero tal vez antes de proponerse cuidarlo hay que saber un poco cómo funciona y por qué es importante en tu tratamiento del estrés crónico: lo que se llama la fisiología del estrés.
Fisiología del estrés
El estrés es una respuesta a un estado de tensión importante. El estímulo que te genera estrés llega al cerebro y desencadena una reacción en él que se traduce en la liberación de una serie de mediadores y hormonas, reacción que consume muchísima energía.
Para que tengas una respuesta normal al estrés, el cerebro debe funcionar correctamente. Es decir, necesita que te oxigenes bien, que duermas bien, que muevas y ejercites el cuerpo, que estés flexible… y sobre todo, que tengas el menos estrés posible.
Cuando la respuesta al estrés —porque este es crónico o demasiado intenso— se descontrola, también se ven afectadas las funciones cognitivas del cerebro: atención, concentración, memoria, aprendizaje, creatividad…
Imagina trabajar con la atención muy dispersa, con falta de concentración, con lapsus de memoria, con dificultad para aprender temas nuevos, y con problemas de creatividad. La creatividad no es solo una cualidad para el arte. Cualquiera que esté al frente de un negocio necesita ser creativo, y más en estos tiempos.
Imagina que una, varias o todas las funciones cognitivas están alteradas.
¿Cómo vas a poder trabajar si ni siquiera puedes pensar bien?
No me negarás que de ellas depende tu éxito.
Además, el cerebro no solo está implicado en la actividad corporal y en cómo piensas, también está implicado en cómo te sientes y te comportas.
Y eso influye en nuestro entorno, familia, amigos, trabajo, logros y hasta en el éxito.
Todos nuestros órganos son esenciales para la vida, pero el cerebro es clave.
Cuántas veces piensas cuando no tienes energía, que será por las interminables jornadas de trabajo, tanta presión en los plazos con el consiguiente estrés, la falta de sueño, el mal comer
y moverte muy poco… pero pocas veces se te pasa por la mente que el cansancio, el desgaste mental es debido a que no cuidas tu cerebro. Y no caes en la cuenta de cuidarlo, porque das por supuesto que funciona.
Si el cerebro funciona bien hará que todo funcione correctamente.
Ya sabes que yo defiendo el «tándem estrés-energía» y la toma de conciencia de este tándem tan mágico pero que hay que cuidar. Porque el estrés es el mayor aniquilador de energía: la agota.
Si tenemos poca energía, estamos débiles. Y si mantenemos esa debilidad, podemos incluso hasta enfermar.
La base de la prevención de la enfermedad está en la toma de conciencia.
Y eso es lo que quiero inspirarte, a tomar conciencia de lo importante que es cuidar tu cerebro, tu mente y tu cuerpo.
Curiosidades de nuestro cerebro con respecto al estrés
Para que conozcas el cerebro un poco más, me parece interesante que sepas solo pesa un kilo y poco, un 2% del total de peso del cuerpo, pero usa:
- el 20/30% de las calorías que consumes,
- el 20% del oxígeno que respiras,
- el 25% de tu flujo sanguíneo del cuerpo,
- contiene un 85% de agua,
- 100 mil millones de células del sistema nervioso (neuronas),
- billones de células de soporte del sistema nervioso (glía),
- y que cada neurona se conecta a otra con hasta 40.000 conexiones.
Una pieza de tejido cerebral del tamaño de un grano de arena contiene 100.000 neuronas y mil millones de conexiones, todas «hablando» entre sí. De esa manera, la información en tu cerebro viaja a aproximadamente 431 km/ por hora.
Si no cuidas tu cerebro, pierdes en promedio 85,000 células cerebrales por día. Eso es lo que causa el desgaste y el envejecimiento.
Sin embargo, con la previsión adecuada, puedes invertir esa tendencia, ralentizar drásticamente el proceso de envejecimiento y aumentar tu agilidad mental. En otras palabras, evitar el impacto del estrés en el cerebro, que es demoledor.
Si sabes cómo cuidar tu cerebro ya tienes el primer y más importante paso hacia tu salud, bienestar e incluso, el éxito.
¿Por dónde empezar a cuidar tu cerebro?
Siendo consciente. Si quieres mimar tu cerebro para que cada vez funcione mejor, ser consciente es muy importante para proponerte realizar acciones para que produzca energía y no la agote para dejarte exhausto.
Ten in mente lo que te acabo de explicar, ser consciente cada día que es clave cuidarlo.
Y una vez que eres consciente ¿cuál sería el segundo paso? Conocer los hábitos que te impiden producir alta energía mental.
Por ejemplo:
- si consumes comida basura, demasiado azúcar, o pasas muchas horas sin comer,
- si consumes mucha bebida excitante, alcohol, bebidas azucaradas o sodas,
- si tienes falta de sueño porque duermes pocas horas o te despiertas frecuentemente,
- si tus jornadas de trabajo son muy largas y sin descansos,
- si atiendes frecuentemente varias cosas a la vez,
- si no desconectas del trabajo hasta que te vas a la cama,
- si duermes con el móvil cerca,
- si te mueves poco o nada,
- si no tienes el cuerpo flexible…
¿Qué te sugiero?
Pues si has identificado alguno de estos hábitos que no te ayudan a disfrutar de más energía y por tanto, de un mejor rendimiento, puedes plantearte cambiar un par de ellos.
- Comer mejor y varias veces al día.
- Bebidas excitantes las justas y solo al inicio de la jornada.
- Descansar varias veces a lo largo de la jornada laboral.
- Mover el cuerpo y estirarlo.
- Preparar el cerebro para dormir al menos una hora antes de irte a la cama, desactivando toda actividad y desconexión de tecnología.
Con solo cambiar un par de conductas y cuando hayan transcurrido un par de semanas, ya verás cómo de efectivo te resulta y cómo te animas a cambiar otras.