El metabolismo implica a los procesos del cuerpo que convierten o usan energía, tales como respirar, circulación sanguínea, contracción muscular, digestión, eliminación de deshechos, regulación de la temperatura corporal, funcionamiento del cerebro, etc… (Fuente: Medline Plus)
Mantener alto ese nivel de combustión supone una de las claves para mantenerse o bajar peso. Cuanto más gastemos, más fácilmente nos mantendremos e incluso perderemos peso.
¿Qué podemos hacer para estimular nuestro metabolismo? Si se llevan a cabo las estrategias correctas podremos quemar grasa, construir masa muscular y mantenernos energizados.
Lo primero a tener en cuenta es entender qué es el efecto térmico, es decir, cuando el cuerpo tiene que digerir la comida, tiene que trabajar para desmenuzarla y dividirla en forma utilizable. Esto significa que cada vez que se come el cuerpo tiene que centrarse en romper esa comida, por lo que es ideal comer poca cantidad acorde a su tamaño y nivel de actividad, y sobre todo en la correcta combinación de carbohidratos ricos en fibra, proteínas bajas en grasa y grasas saludables cada 3-4 horas, pues facilitará la activación del gasto energético. Es más conveniente que el cuerpo consuma energía en este sentido de 5 a 8 veces al día que pocas, como clásicamente se venía haciendo ingiriendo 2 ó 3 comidas diarias.
Cuántas más comidas, más revoluciones suponen de gasto metabólico, por lo que todo lo que se coma, se consumirá. Es como añadir leña al fuego, se mantiene la llama echando leña de manera constante. Se queman más calorías cada vez que se come.
Pero hasta para activar el metabolismo hay que cambiar el esquema cognitivo, es decir, la forma de pensar. La nueva actitud mental implica olvidar lo que habíamos aprendido antes.
– Si se quiere controlar el hambre, regular el nivel de azúcar en sangre, mantenerse energizado y alerta, y desarrollar masa muscular para estar tónico y sentirse fuerte, sin fatiga, es necesario comer a menudo y no menos. En lugar de sentarse a tres tomas masivas hay que pensar en abastecerse como un bebé, en tomas pequeñas con un promedio de cada 3 horas.
La nueva actitud tiene que permitir ajustar la media de 6 comidas al día independientemente del estilo de vida o actividad laboral y entender que ya no hay grandes comidas, sino comidas principales ligeras y el resto tentempiés.
– La otra gran clave es el reparto estratégico de nutrientes, es decir que la proporción entre hidratos, proteínas y grasas permita mantener el efecto térmico. Se requiere de apertura mental para aprender otro enfoque y estar siempre consciente y atento a lo que se come, una vez que se sabe cómo hacerlo desde este nuevo formato.
Cuidar de nuestra tasa metabólica, va mucho más allá de conseguir el peso ideal y mantenerlo, entre sus beneficios destacan, mucha menos hambre, mayor foco y atención, alerta mental y sensación de bienestar. Los niveles de azúcar en sangre se estabilizan lo cual regula el apetito, mejora la concentración, energía constante y hace sentirse bien mejorando incluso el humor. Si los niveles de azúcar no están estables a lo largo del día y sumamos el impacto del estrés en el día a día, cuando bajan, se da una tendencia a comer la comida más fácilmente disponible y que generalmente no es la saludable.
Espero que todo lo expuesto os anime a adoptar un nuevo esquema de pensamiento. Es de lo más útil!