He tardado en escribir de nuevo por que debido al impacto (tantas personas se han interesado por él y han decidido seguir sus pasos) que ha ocasionado la publicación del caso anterior, me parecía interesante dejarlo a la vista por varias semanas consecutivas.
Sin embargo tras recibir noticias de Amaya, paciente a la que ayudé a encontrarse mejor allá por Febrero de 2012, podéis leer en la sección de Casos en la web como Amaya. 69 años. Farmacéutica (Jubilada) hace ahora dos años, le he pedido compartir con vosotros sus palabras.
No os imagináis qué alegría sobre todo cuándo me envían una imagen tan ilustrativa como la que recibí cuando me contactó (la cual ha permitido que la muestre en este post); para ambas supone una emoción muy especial disfrutar de su estado viéndola realizar una de sus actividades físicas recientes (esquí), sobre todo porque no me puedo olvidar de cuánto nos costaba hace dos años, la simple continuidad de una caminata diaria vigorosa por determinado espacio de tiempo.
No solo es un placer saber de nuevo de los pacientes y alegrarme junto a ellos porque mantienen todo lo aprendido tras nuestro “proyecto conjunto”, sino comprobar que se encuentran incluso mucho mejor que cuando habían finalizado el tratamiento. No hay mejor recompensa profesional que ésta.
Ambas hemos pensado que, ojalá sirva para hacer ver a todos aquellos que no confían en sus posibilidades de mejora y que cojan “sus” riendas cuanto antes. Espero que Amaya les haga entender que “nunca es tarde”:
“El domingo volví de mis vacaciones de turismo y esquí en Andorra. El esquí fue fantástico y ya puedes ponerte la medalla de ORO, bien merecida, porque gracias a ti, una persona muy, muy, MUY mayor, de casi 71 años, ha vuelto a las pistas con una fuerza increíble después de 3 años. Hasta esquié sola un día porque mi marido tenía un pie magullado. Esto de aventurarme por mi cuenta no lo había hecho nunca. También conviví perfectamente con las tablas (los brutales snow-boards) porque no tenía miedo. Todo ha cambiado tanto… Pero es que la vida se puede empezar a los 70 años si te encuentras con alguien como tu que te cambia kilos de más por autoestima y bienestar.
Así que cada día te recuerdo y agradezco al cielo el haberme topado contigo. No te olvido aunque no nos veamos casi pero yo sí te veo todos los días porque, lo bien que me siento desde que me levanto, es por el milagro que has hecho conmigo. Realmente, no sé qué decirte ya que todo va muy bien. Sigo lo que me inculcaste el primer día: la forma de entender cómo comer, los conocimientos básicos nutricionales, el deporte, las calorías que entran y las que consumes, los omega 3 y, con todo ello, me siento en este momento por debajo de mi peso ideal. No sólo me siento orgullosa de lo que hemos conseguido en kilos, en arreglo de mi diabetes, en agilidad de movimientos sino en género de vida. Me alimento como se debe comer y me siento persona porque, por primera vez, estoy siendo responsable de mi salud y lo hago con toda facilidad.
El 4 de Marzo y el 11 operan a mi marido de cataratas. Quisiera estar a su entera disposición y mimarlo en cada momento. También él y yo nos hemos reencontrado y quiero obsequiarle con lo mejor que es aquello que nuestros trabajos, hijos y otros nos impidieron darnos antes. Mis nuevas ganas de vivir son contagiosas y también él quiere compartir y vivir a tope dentro de lo que nos toca: ahora cataratas, mañana mi nefrólogo o endocrina, otro día con los nietos que hay que cuidar, lo que sea. Lo que empezó como alimentos a ingerir o a rechazar se ha convertido en algo maravilloso que brota de dentro porque me siento nueva desde el interior.
Te volveré a escribir en cuanto vea resuelto lo de las cataratas. Pero ya sabes donde estoy para lo que quieras. Te lo digo de verdad y porque siento tal gratitud hacia ti que puedes pedirme lo que quieras”.
Un mensaje claro sobre la maravillosa vida a partir de los 70: ¿no es delicioso? Ánimo, que se puede!!!