Además de disfrutar de una buena salud, lo más importante para sentirnos potentes y extender nuestra longevidad, es estar al mando de la gestión de los hábitos.
Sin las conductas adecuadas el estilo de vida se ve afectado, y por tanto aumenta la probabilidad de enfermar.
Solemos posponer lo que no nos apetece y ya se sabe, si posponemos con frecuencia nuestras obligaciones para cuidarnos, será difícil disfrutar de una cuarta edad de calidad. Procastinamos: “Que si mañana empiezo la dieta, que si a partir del lunes salgo a correr, que si lo de dormir mucho y bien empiezo en vacaciones porque ahora con lo que tengo”….
Procrastinar, ¿qué es?
Es el acto o hábito de posponer o retrasar algo que requiere acción inmediata.
Lo de siempre, está uno demasiado ocupado en hacer en lo urgente que olvida de lo importante.
Antes de organizarse para llevar a cabo todo lo que uno sabe que tiene que hacer para estar mejor, es importante entender ¿Qué efectos tiene esto del posponer?
Se convierte en una conducta que tiene un doble efecto psicológico:
Por una parte se retroalimenta a sí misma, porque dilatar y luego hacer las cosas rápido y bien, refuerza positivamente: te sientes más optimista, más seguro, más en control, porque claro…”no importa no empezarla hoy, más adelante hago una dieta express y me quito los kilos” uno se diría, por ejemplo. “cuando venga el buen tiempo, me pongo a andar y ya cojo el ritmo”, “estudio el fin de semana que tengo más tiempo”…
La otra cara de la moneda es que es una gran fuente de ansiedad y estrés, porque el desasosiego que genera en la mente el posponer, causa cierto impacto, fundamentalmente activa la respuesta de estrés porque sobrecargas de actividad tu medio, corto y largo plazo (“ya lo haré más adelante”). Esto hace sentirse mal, débil, un poco inútil.
Es una mezcla reforzadora positiva vs desalentadora.
Una de las consecuencias es que muchas veces se abandonan los objetivos propuestos por ese postergar. Por esto la gestión de los reveses es crucial. No queda otra que:
caerse, levantarse y continuar hasta desarrollar e instaurar el hábito
no insistir demasiado en la decepción
reforzar lo hecho, premiarse: “esta semana solo he andado 3km 3 días ¡qué bien!. La próxima como mínimo esto” y no martirizarnos por no haber andado más y a diario.
Claves para evitarlo
¿Cómo se puede combatir el procrastinar? Fraccionando las tareas y haciendo cumplimientos parciales, es decir:
Primero, reconocer que estoy retrasando, procrastinando ciertas actividades para ciertos días después
Segundo, determinar cuáles son esas actividades y fraccionarlas. Las fracciono en orden de complejidad y de prioridad.
Por ejemplo, clasifico las actividades que retraso en 3 grupos de tareas, siendo las más livianas las primero que ejecuto. ¿Por qué? Porque me dan sensación de cumplimiento y porque me estimulan hacer otras que son menos complejas que las más sofisticadas y por tanto éstas me inducen a la acción.
Una vez que he cumplido 2/3 partes de de este programa de modificación de hábitos, en este caso, para gestionar mejor nuestra salud y envejecimiento, aquellas tareas que pertenecen al grupo más complejo, que son las que más se posponen, que más nos cuestan y más pereza nos dan, probablemente se verán reforzadas por el cumplimiento previo de las anteriores. Y así haciendo fracciones pequeñitas se genera un estímulo de continuar haciendo.
Mientras tanto, en el proceso es importantísimo darse reconocimiento de todo lo logrado por pequeña que sea la tarea.
Y si aun así cuesta emprender la acción, un último recurso muy eficaz es la visualización: imagínate haciendo la tarea, esto empieza a generar el hábito en tu mente de facilidad de acción, y trabaja cada día en conseguir ese resultado ultimo a base de fracciones.
Por ejemplo “pues este mes me voy a proponer tomar magnesio cada noche, agua entre comidas y hacer ejercicio”. Si lo más complejo es el ejercicio, este mes cada 3 días hacer caminata de 45´. Y visualízate para el mes que viene andando 4 días a la semana. Resultará más fácil para llegar finalmente a caminar cada día 60´ de manera vigorosa, que era el objetivo más complejo.
Así que identifica qué procrastinas, planifica su acción en subtareas sencillas y factibles, prémiate constantemente por lo hecho, y ¡a sentirse mejor!
PD: Procrastinar no es tan malo. Siempre tendrás algo que hacer mañana