¡Resulta que la SIESTA ahora es hasta estratégica….!

En el mundo de los deportes de elite y de las profesiones de riesgo (¿cual no  lo es   hoy?) se aplica el sistema de la Oscilación con excelentes resultados para recuperar fuerzas y potenciar el alto rendimiento. Las empresas mas innovadoras ya sugieren hoy a sus empleados que “se echen una cabezadita” a lo largo del día, para recuperar energía y mejorar el rendimiento. Lo que antes era visto como un “defecto Latino”, ahora es lo mas innovador en el mundo corporativo.

Veamos porque: la Oscilación tiene su fundamento científico, empezó a desarrollarse en los años treinta del siglo pasado por el doctor Hans Selye, quien con su General Adaptation Syndrome, demostró el desastroso efecto en la salud y en el rendimiento cuando nos sometemos a un alto y prolongado nivel de cansancio y estrés, sin la frecuente y adecuada recuperación.

Posterior investigación desarrolló la teoría de la Supercompensación, usada en los deportes de alta competición (hay algún entorno mas competitivo y estresante que el mundo corporativo actual?), que demuestra que si una persona se somete a un nivel progresivo de carga de estrés, entrelazado con una potente recuperación activa, no solo recupera el estado de forma inicial, sino que desarrolla un nivel superior (más avanzado) de rendimiento. Esto, ha llevado al método de entrenamiento por intervalos, donde la recuperación se considera al mismo nivel o incluso más importante que la cantidad o intensidad de sobrecarga.

¿Pero cómo adaptamos este principio a las organizaciones? Alguien estará ya pensando: “Si ya estoy sobrecargado de trabajo, ¿como voy a añadir a mi agenda los intervalos de recuperación!?. La respuesta es simple: “Hay que desacelerar para acelerar” (slow down to speed up).

Desde que en los años 80 el científico David Dinges desarrolló la ciencia moderna de la Siesta (modern science of napping) en la escuela de medicina de la Universidad de Pensilvania, demostrando como mejoraba el nivel de alerta, memoria, capacidad motora, estado anímico y capacidad de toma de decisiones (además da la disminución del estrés, falta de atención e incluso problemas coronarios), las empresas han empezado a introducir Áreas Tranquilas o Silenciosas y animan a sus empleados a echarse una cabezada en el trabajo.

Pero en nuestra cultura, mientras un intervalo de recuperación se considere “cosa de vagos” en vez de un Pit Stop estratégico, no se conseguirá un notable aumento de productividad en las empresas, ni tampoco una disminución de las patologías mencionadas. Lo cual, indudablemente, impacta negativamente en la cuenta de resultados.

Una buena analogía son las carreras de coches: cuando un piloto entra en boxes, lo hace con el objetivo de mejorar su rendimiento, no de perder tiempo. Los Pit Stops se planifican detalladamente para los momentos más estratégicos de la carrera (o de tu día), con el objetivo de recuperar terreno y ganar la carrera (o tu reto del día).

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