¿Somos conscientes de que atendemos menos?

El bombardeo constante de información y dispositivos electrónicos que tenemos alrededor, hace cada vez más difícil concentrarse en lo que se está haciendo en ese momento. Como consecuencia de ello se ha desarrollado esa nueva habilidad de nuestra personalidad de la que nos sentimos orgullosos, la de atender varias cosas a la vez y además percibir que las realizamos eficientemente, lo cual nos hace sentir muy capaces.

Se asume que la multitarea es parte de lo cotidiano, sea en el trabajo o en casa. Pero lejos de hacernos más eficaces lo que hace es que erosiona una de las funciones cognitivas más importantes: la atención.

La ciencia que estudia el cerebro lo plantea bien claro: aquellos que hacen multitarea fraccionan su atención y por tanto merman el rendimiento, perdiendo el cerebro capacidad. No estamos diseñados para hacer dos cosas a la vez. Como consecuencia del esfuerzo se produce un aumento de la secreción de la hormonal del estrés, el cortisol, que para desgracia nuestra altera además los procesos de memoria, consiguiendo así doble efecto devastador en el rendimiento mental: atención dividida y memoria de trabajo o corto plazo con bajo funcionamiento (cada vez se hace más difícil recurrir al recuerdo de la información reciente). Y de paso nos deja sin energía, alternar entre tareas nos consume más que si se hace una sola cosa.

Si reaprendiésemos el viejo hábito de hacer una tarea tras otra, aumentaríamos la capacidad intelectual y la energía. Deberíamos esforzarnos en no sentirnos tan atraídos por las tendencias, incluso comportamentales, y volver a ciertos orígenes, como el de “cada cosa en su momento”.